El Partido Popular (PP) ha decidido intensificar su estrategia de movilización en las calles, un enfoque que ha suscitado tanto apoyo como críticas. La reciente convocatoria de manifestaciones por parte de Alberto Núñez Feijóo, bajo el lema «Mafia o democracia», busca presionar al Gobierno de Pedro Sánchez para que adelante las elecciones generales programadas para 2027. Sin embargo, esta táctica no es nueva y plantea interrogantes sobre su efectividad y las posibles consecuencias que podría acarrear.
### La Historia de las Movilizaciones del PP
La relación del PP con las manifestaciones ha sido históricamente fluctuante, dependiendo de su posición en el poder. Durante el mandato de Mariano Rajoy, el partido se opuso a las concentraciones en la Puerta del Sol, donde los jóvenes se manifestaban en contra de las políticas del Gobierno. Sin embargo, ahora que el PP se encuentra en la oposición, ha adoptado una postura completamente diferente, organizando marchas en contra del actual Gobierno.
Desde que Feijóo asumió el liderazgo del PP, ha convocado varias manifestaciones, siendo la más reciente la sexta desde que se dio cuenta de que no contaba con los votos necesarios para gobernar. Este cambio de estrategia ha llevado a muchos a preguntarse si realmente puede ser efectivo en la búsqueda de apoyo electoral. Las manifestaciones del pasado, como las organizadas contra el matrimonio igualitario y el aborto, han tenido un impacto limitado en términos de éxito electoral inmediato, aunque han logrado mantener ciertos temas en la agenda política.
### La Polarización y el Riesgo de Reforzar a la Ultradercha
Los sociólogos advierten que la estrategia de movilización del PP podría tener efectos contraproducentes. La polarización política en España ha aumentado en los últimos años, y el uso de un lenguaje incendiario, como el de calificar al Gobierno de «mafia», podría normalizar la violencia verbal y contribuir a un clima de desafección política. Esto es especialmente preocupante en un contexto donde la ultraderecha, representada por Vox, está ganando terreno.
La competencia entre el PP y Vox por el discurso y la movilización en las calles es evidente. Feijóo parece estar intentando consolidar su base electoral mientras se enfrenta a la amenaza de que Vox le arrebate votantes. Sin embargo, esta estrategia de movilización podría resultar en un ciclo de protestas que, en lugar de beneficiar al PP, termine por fortalecer a la extrema derecha. Jaime Pastor, sociólogo y experto en comunicación política, señala que el PP podría estar utilizando las manifestaciones de manera coyuntural, sin un plan a largo plazo, lo que podría resultar en un efecto boomerang.
Alba Polo, socióloga de la UNED, añade que las movilizaciones de la ultraderecha han tenido éxito en establecer marcos discursivos que perpetúan posturas antifeministas y racistas. Esto sugiere que las manifestaciones del PP, aunque puedan parecer una respuesta a la situación política actual, también podrían contribuir a la normalización de discursos extremistas.
### La Dimensión Expresiva y la Cohesión del Electorado
A pesar de los riesgos, algunos expertos argumentan que las manifestaciones pueden tener un valor expresivo y de cohesión para el electorado del PP. Jaime Pastor menciona que, aunque las movilizaciones no lograron deslegitimar al Gobierno de Zapatero, sí ayudaron a mantener ciertos temas en la agenda política y a cohesionar a los votantes del PP. Sin embargo, este efecto podría ser efímero y no necesariamente traducirse en un aumento de apoyo electoral.
La historia ha demostrado que las movilizaciones no siempre se traducen en victorias electorales inmediatas. Las manifestaciones contra Zapatero, aunque lograron movilizar a un sector de la población, no impidieron su reelección en 2008. Esto plantea la pregunta de si la estrategia de Feijóo realmente tendrá un impacto significativo en las próximas elecciones o si, por el contrario, podría resultar en un retroceso para el PP.
En resumen, la decisión del PP de salir a las calles y movilizar a su electorado es un movimiento arriesgado que podría tener consecuencias inesperadas. La historia sugiere que, aunque las manifestaciones pueden servir para expresar descontento y cohesionar a un electorado, también pueden contribuir a la polarización y fortalecer a la ultraderecha. La efectividad de esta estrategia en el contexto actual sigue siendo incierta, y solo el tiempo dirá si el PP ha tomado la decisión correcta al optar por este camino.