El 8 de agosto de 2025 marcó un hito en la política catalana, con la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Este evento no solo simbolizó un cambio de ciclo político en Catalunya, sino que también trajo consigo una serie de retos y oportunidades para el nuevo gobierno. Un año después, es momento de evaluar los logros y las dificultades que ha enfrentado el ejecutivo del PSC, así como las expectativas que se ciernen sobre su futuro.
### Avances Legislativos y Desafíos en el Parlament
Desde su llegada al Palau de la Generalitat, Illa ha tenido que navegar en un entorno político complejo. La única ley aprobada en este primer año, la del Estatut de los Municipios Rurales, es un legado del gobierno anterior de Pere Aragonès. Esta norma busca fomentar la repoblación de los municipios rurales y mejorar el equilibrio territorial en Catalunya. Sin embargo, el balance legislativo del gobierno de Illa ha sido, en general, considerado pobre.
El politólogo Andreu Paneque señala que la configuración del Parlament, donde el PSC gobierna en minoría, ha dificultado la tarea legislativa. Illa necesita mantener un perfil moderado, ya que su éxito o fracaso puede repercutir en el gobierno de Pedro Sánchez en Madrid. A pesar de contar con el apoyo de ERC y los Comuns para su investidura, el PSC no ha recibido un cheque en blanco, lo que obliga al gobierno a negociar cada medida con sus socios.
Uno de los puntos más críticos en la agenda de Illa es el pacto de investidura con ERC, que incluye cuatro elementos clave: el traspaso de Rodalies a la Generalitat, la financiación singular, la promoción del catalán y la resolución del conflicto político con el Estado. De estos, el traspaso de Rodalies ha sido el más avanzado, con la creación de una nueva empresa que gestionará el servicio ferroviario. Sin embargo, este acuerdo ha generado controversias, ya que Renfe mantendrá una participación mayoritaria en la nueva entidad, lo que ha suscitado críticas de los republicanos.
### La Financiación: Un Asunto Pendiente
La cuestión de la financiación singular se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el gobierno de Illa. A pesar de las conversaciones entre los gobiernos español y catalán, persisten grandes diferencias que dificultan la creación de un nuevo modelo de financiación para Catalunya. Illa ha hecho de la ordinalidad su bandera, buscando asegurar que Catalunya no pierda posiciones en el reparto de recursos en relación a su aportación a la caja común.
Recientemente, el ejecutivo autonómico ha admitido que la gestión del IRPF no se implementará hasta 2028, dos años más tarde de lo acordado con ERC. Para que la nueva financiación sea una realidad, se requieren cambios legislativos en el Congreso, lo que no está garantizado debido a las reticencias de algunos partidos que apoyaron la investidura de Sánchez.
A pesar de estos obstáculos, Illa ha logrado establecer alianzas importantes, especialmente en el ámbito de la vivienda. Ha encontrado un frente común con ERC, Comuns y la CUP para regular el alquiler de temporada y de habitaciones, además de anunciar la construcción de 50,000 pisos públicos hasta 2030. También se han realizado avances en la reforma de la administración, con el objetivo de modernizar las infraestructuras públicas y reducir la burocracia.
### Mirando Hacia el Futuro
Con la apertura del nuevo curso político, Illa se enfrenta a un desafío crucial: la aprobación de los presupuestos. Las negociaciones con los grupos parlamentarios ya han comenzado, aunque la falta de acuerdo sobre la financiación singular podría complicar su aprobación. La situación es delicada, ya que tanto ERC como los Comuns han expresado su descontento con la falta de avances en sus demandas.
A pesar de los retos, las encuestas indican que Illa y su partido no han sufrido un desgaste significativo en su popularidad. La figura moderada de Illa sigue siendo bien valorada, y el PSC se posiciona como favorito para ganar las próximas elecciones al Parlament. Sin embargo, el camino hacia la estabilidad política en Catalunya sigue lleno de incertidumbres, especialmente con la mirada puesta en Madrid y los posibles cambios en el panorama político español.
En resumen, el primer año de gobierno de Salvador Illa ha estado marcado por avances en áreas clave como la vivienda y el transporte, pero también por desafíos significativos en la financiación y la gestión legislativa. A medida que se acerca el nuevo curso político, la capacidad de Illa para cumplir con los compromisos adquiridos y mantener la estabilidad en su gobierno será fundamental para el futuro de Catalunya.