El verano es una época del año que, aunque se asocia con el descanso y la diversión, también puede ser un momento propicio para realizar cambios significativos en nuestros hábitos alimenticios y de vida. La doctora Cristina Petratti, especialista en obesidad y nutrición, sugiere que esta temporada puede ser ideal para reconectar con uno mismo y abordar la obesidad de manera efectiva. A continuación, exploraremos cómo aprovechar el verano para mejorar nuestra salud y bienestar.
**El Impacto del Estrés en la Alimentación**
Durante el verano, muchas personas experimentan una disminución en los niveles de estrés, lo que puede ser beneficioso para la salud. La doctora Petratti explica que el estrés crónico está relacionado con el aumento de peso, ya que activa el eje hipotálamo-pituitario-adrenal, provocando la liberación de glucocorticoides como el cortisol. Este aumento de cortisol puede incrementar el apetito y la preferencia por alimentos altos en calorías, lo que contribuye a la obesidad. Por lo tanto, el verano, con su ambiente más relajado, puede ser el momento perfecto para iniciar un cambio en los hábitos alimenticios.
Para gestionar el hambre emocional, la doctora recomienda reflexionar sobre las emociones que nos llevan a buscar comida sin tener hambre. Preguntas como «¿Qué estoy sintiendo cuando busco comida sin hambre?» o «¿Qué otra cosa podría darme placer o contención?» pueden ayudar a identificar patrones de comportamiento que necesitan ser abordados. Además, llevar un diario emocional puede ser una herramienta útil para plasmar las conductas y emociones que están vinculadas a la alimentación.
**Recomendaciones para una Alimentación Saludable**
La nutricionista enfatiza la importancia de consumir alimentos frescos y de temporada, que son más nutritivos y saciantes. Para aquellos que luchan contra la obesidad, es fundamental planificar las comidas de manera flexible, permitiendo cierta libertad pero manteniendo una estructura que evite la rigidez. Esto no solo ayuda a mantener un control sobre la alimentación, sino que también fomenta una relación más saludable con la comida.
Además, se recomienda realizar actividad física, aunque sea durante 15 minutos al día. Esto puede incluir caminatas, ejercicios de estiramiento o cualquier actividad que se disfrute. La actividad física no solo ayuda a quemar calorías, sino que también mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.
La doctora Petratti también sugiere incorporar prácticas de meditación, escritura emocional y respiración consciente en la rutina diaria. Estas actividades pueden ayudar a entrenar la mente y a gestionar mejor las emociones, lo que es crucial para el éxito en la pérdida de peso y el mantenimiento de hábitos saludables.
Es importante recordar que los cambios no tienen que ser drásticos. La especialista aconseja adoptar un enfoque más amable hacia uno mismo, reconociendo que el bienestar no se mide solo por la pérdida de peso, sino también por la salud emocional, la calidad del sueño y la capacidad de manejar el estrés. Según estudios, el 86 % de las personas que siguieron pautas de bienestar mental mejoraron su relación con la comida y lograron mantener su peso a largo plazo.
En resumen, el verano puede ser una oportunidad valiosa para realizar cambios en los hábitos alimenticios y de vida. Con un enfoque consciente, compasivo y comprometido, es posible transformar la relación con la comida y mejorar la salud general. La clave está en hacer pequeños cambios sostenibles que se integren en la vida diaria, promoviendo un bienestar duradero y una mejor calidad de vida.