La reciente suspensión de la declaración judicial de Carlos Mur, exdirector general de Coordinación Sociosanitaria del Servicio Madrileño de Salud, ha generado un gran revuelo en el ámbito judicial y social. Este caso, que gira en torno a los llamados ‘protocolos de la vergüenza’, ha sido objeto de múltiples suspensiones, lo que ha llevado a cuestionar la eficacia del sistema judicial en la resolución de casos relacionados con la gestión de residencias de ancianos durante la pandemia.
La última suspensión tuvo lugar en el Juzgado de Instrucción nº4 de Valdemoro, donde Mur estaba citado a declarar como testigo. Sin embargo, la jueza decidió que no podía hacerlo debido a su imputación en otros procedimientos relacionados con los mismos hechos. Esta decisión ha suscitado críticas, ya que muchos consideran que la justicia debería actuar con mayor celeridad en casos que afectan a la vida de personas vulnerables, como son los ancianos en residencias.
### Contexto del Caso
Los ‘protocolos de la vergüenza’ se refieren a una serie de directrices que, según se ha denunciado, impidieron el traslado de miles de ancianos a hospitales durante la crisis sanitaria provocada por la COVID-19. Estos protocolos fueron firmados por Carlos Mur y otros altos funcionarios, y han sido objeto de investigaciones judiciales debido a las consecuencias fatales que tuvieron en las residencias de mayores. En total, se estima que más de 7,000 ancianos perdieron la vida en estas instituciones durante el pico de la pandemia, lo que ha llevado a una creciente presión social para que se haga justicia.
La jueza Isabel Durante, encargada de este caso, ha optado por no unificar las distintas causas abiertas en relación con las residencias, argumentando que cada una de ellas está ligada a víctimas diferentes y a contextos asistenciales que no coinciden. Esta decisión ha sido criticada por algunos sectores que consideran que la fragmentación de los casos podría dificultar la búsqueda de la verdad y la justicia.
### La Declaración de los Implicados
En la misma sesión judicial, también estaban citados a declarar otros testigos, como el médico de la residencia municipal Nuestra Señora del Rosario, gestionada por DomusVi, y el geriatra de enlace del Hospital Infanta Elena. Sin embargo, ninguno de ellos se presentó, lo que ha llevado a que el juzgado decida volver a citarles. Este tipo de situaciones pone de manifiesto las dificultades que enfrenta el sistema judicial para reunir a todos los implicados en un caso tan complejo.
Por otro lado, el gerente del Hospital Infanta Elena sí compareció ante el juez, aunque en calidad de investigado. Durante su declaración, admitió haber recibido los protocolos firmados por Mur, pero alegó que no era médico y, por lo tanto, no podía interpretar su contenido. Esta declaración ha generado más dudas que respuestas, ya que muchos se preguntan cómo es posible que un gerente de hospital no comprenda la gravedad de los documentos que recibe, especialmente en un contexto de crisis sanitaria.
El gerente también mencionó que el hospital realizaba visitas regulares a las residencias y que, según su testimonio, ningún centro se quedó sin material, lo que contradice las denuncias de familiares y trabajadores de las residencias que afirmaron que carecían de recursos básicos durante la pandemia. Además, se reveló que se contrataron ambulancias privadas, lo que ha llevado a cuestionar la gestión de recursos en un momento crítico.
### Tres Intentos Fallidos
La declaración de Carlos Mur ha sido suspendida en tres ocasiones diferentes, lo que ha llevado a muchos a preguntarse si existe una voluntad real de esclarecer los hechos. La primera suspensión ocurrió en el Juzgado de Instrucción nº 3 de Madrid, donde Mur estaba citado como investigado junto a otros altos cargos. En esa ocasión, los abogados alegaron que no habían recibido toda la documentación necesaria para preparar su defensa.
La segunda suspensión se produjo en el Juzgado nº 6 de Leganés, donde Mur debía declarar como imputado. En este caso, el juez decidió inhibirse en favor del Juzgado de Madrid, lo que resultó en la suspensión de todas las comparecencias. Este patrón de suspensiones ha generado un clima de frustración entre las familias de las víctimas, quienes sienten que la justicia se está dilatando indebidamente.
La situación actual plantea serias interrogantes sobre la capacidad del sistema judicial para abordar casos de gran relevancia social y ética. La falta de respuestas claras y la repetida suspensión de declaraciones son un reflejo de las dificultades que enfrenta la justicia en España, especialmente en casos que involucran a personas vulnerables y a la gestión de la salud pública en tiempos de crisis.