En Málaga, la situación en el ámbito de la sanidad pública se ha vuelto tensa debido a la huelga de los técnicos superiores sanitarios, que ha llevado a la suspensión de miles de pruebas médicas. Este movimiento, que se encuentra en su segundo día, ha sido convocado por el Sindicato Estatal de Técnicos Superiores Sanitarios (SIETeSS) y ha tenido un seguimiento masivo en los principales hospitales y centros de salud de la provincia. La protesta busca exigir mejores condiciones laborales y un reconocimiento adecuado de su categoría profesional.
La jornada del viernes comenzó con una concentración frente al Hospital Regional de Málaga, donde los técnicos sanitarios se unieron para expresar su descontento. Rosa María Fernández, representante del SIETeSS en Málaga, destacó que el apoyo a la huelga ha sido prácticamente total, con la participación de casi todos los compañeros. Esta movilización se produce en un contexto donde los trabajadores han acumulado años de promesas incumplidas por parte del Ministerio de Sanidad, lo que ha llevado a una situación insostenible para muchos de ellos.
### Demandas de los Técnicos Superiores Sanitarios
Las demandas de los técnicos son claras y se centran en dos puntos principales: el reconocimiento de un ascenso de categoría laboral y la consideración de su profesión como una «Profesión Sanitaria Reglada». Desde 2007, estos profesionales han sido clasificados en la categoría B, pero sus salarios corresponden a la categoría C1, lo que ha resultado en una pérdida significativa de ingresos. Según estimaciones, cada técnico ha dejado de percibir entre 35.000 y 40.000 euros desde que se implementó esta clasificación.
Francisco Morillo, uno de los aproximadamente 1.600 técnicos superiores sanitarios en Málaga, expresó su frustración: «Son 17 años de promesas incumplidas por parte del Ministerio de Sanidad. No solo de los responsables actuales, sino de todos los que han estado anteriormente. Al no pagarnos como corresponde con nuestra categoría, estamos perdiendo mucho dinero». Además, Morillo enfatizó la importancia de su rol en el sistema de salud: «Sin técnicos, no hay diagnósticos», un lema que resonó en la concentración.
La huelga ha tenido un impacto considerable en la atención médica, con miles de pruebas suspendidas, incluyendo extracciones de sangre, radiografías y ecografías. Los sindicatos han calculado que muchos pacientes se han visto obligados a reprogramar sus citas, lo que ha generado un efecto dominó en la atención sanitaria. A pesar de las molestias, los representantes del sindicato han asegurado que no se está poniendo en riesgo la salud de los pacientes, ya que se están realizando pruebas urgentes y tratamientos esenciales, especialmente en oncología y urgencias.
### La Respuesta del Sistema Sanitario
La Consejería de Salud ha sido contactada para obtener información sobre el número de pruebas suspendidas y el seguimiento de la huelga, pero hasta el momento no se ha proporcionado información concreta. Mientras tanto, el personal administrativo de los centros de salud está trabajando arduamente para informar a los pacientes sobre la situación actual y las posibles reprogramaciones de citas.
A pesar de la tensión, el SIETeSS ha hecho hincapié en que la huelga no afecta a los tratamientos críticos, como los relacionados con el cáncer de mama. Sin embargo, las citas para mamografías rutinarias han sido pospuestas, lo que ha generado preocupación entre los pacientes que dependen de estos servicios. La situación se complica aún más con la posibilidad de que la huelga se extienda hasta el 4 de noviembre, a menos que se produzca un cambio significativo en las negociaciones.
La movilización de los técnicos sanitarios en Málaga es un reflejo de una lucha más amplia por la justicia laboral en el sector de la salud. A medida que continúan las protestas, la comunidad sanitaria y los pacientes observan de cerca el desarrollo de esta situación, que podría tener repercusiones significativas en la atención médica en la región. La presión sobre el Ministerio de Sanidad para abordar estas demandas es cada vez mayor, y los técnicos están decididos a no ceder hasta que se reconozcan sus derechos y se mejoren sus condiciones laborales.
 
									 
					