En un acto de unidad y resistencia, miles de personas se congregaron en Buenos Aires el 5 de junio de 2025, bajo el lema ‘Unir la lucha es la tarea’. Esta movilización, que reunió a jubilados, feministas, científicos, trabajadores de la salud y otros colectivos, fue una respuesta contundente al desmantelamiento de las políticas públicas por parte del gobierno de Javier Milei. La manifestación se llevó a cabo frente al Congreso argentino, donde los participantes expresaron su descontento con el rumbo económico y social del país.
La marcha comenzó a las 16:00 hora local y se extendió por las calles aledañas a la Plaza de los Dos Congresos, donde se podían ver banderas, cánticos y carteles que denunciaban la situación actual. La atmósfera era una mezcla de festividad y tensión, con grupos de peronistas que animaban la plaza con bombos y tambores, mientras que otros colectivos se unían a la protesta, creando un ambiente de solidaridad y resistencia.
La diversidad de los participantes fue notable. Desde estudiantes de secundaria hasta jubiladas con pañuelos verdes, símbolo de la lucha por el aborto, todos se unieron en una sola voz. Entre ellos, se encontraba Leticia Pastorini, asistente social del hospital Laura Bonaparte, quien denunció los ataques sistemáticos que ha sufrido el sistema de salud desde el año anterior. «Estamos con contratos precarizados y un sueldo detenido desde octubre de 2023», afirmó Pastorini, mostrando su compromiso con la causa.
La presencia de mujeres trabajadoras también fue significativa. María Carolina Rodríguez, de la organización Mujeres Trabajadoras de la Tierra, expresó su apoyo a la lucha de los jubilados, destacando que las trabajadoras del campo se sienten abandonadas por el gobierno actual. «Este Gobierno está haciendo todo mal», afirmó, reflejando el sentimiento de muchas en la marcha.
La movilización no solo fue intergeneracional, sino que también abarcó una amplia gama de causas. Los trabajadores del Hospital Garrahan, el mayor centro pediátrico de Argentina, se unieron a la protesta, exigiendo mejoras salariales en un contexto donde muchos de ellos no pueden cubrir la canasta básica. La violencia de género también fue un tema central, con cifras alarmantes que indican que en 2024 se registraron 247 feminicidios, lo que equivale a uno cada 39 horas.
La abogada Edith Llanos, presente en la manifestación, subrayó la importancia de estar unidos en la lucha por los derechos de todos. «Hubo muchos avances, pero hoy lamentablemente se están retrocediendo los derechos conquistados», dijo, enfatizando la necesidad de visibilizar la situación actual ante las próximas elecciones.
Julia, madre de Joaquín, un niño con discapacidad neurológica, compartió su experiencia en la marcha. «Desde enero no pagan terapistas ni transporte. Este Gobierno vino a destrozar todo», lamentó, mientras marchaba junto a su familia. Su testimonio resonó con el de muchas otras madres que sienten que sus necesidades no están siendo atendidas por el gobierno.
A medida que el sol se ponía, la movilización continuaba. Tres hombres ondeaban banderas nacionales mientras en el Congreso se debatía un aumento de las jubilaciones y la declaración de emergencia en discapacidad, temas que el oficialismo amenazó con vetar si se convertían en leyes. La tensión en el aire era palpable, con la policía presente en un amplio operativo que impidió que los jubilados dieran su habitual vuelta al Congreso.
La marcha del 5 de junio no solo fue un acto de protesta, sino también una celebración de la resistencia y la solidaridad entre diferentes sectores de la sociedad argentina. La unión de jubilados, feministas, trabajadores de la salud y otros colectivos demuestra que, a pesar de las adversidades, la lucha por un futuro mejor sigue viva en las calles de Buenos Aires. La movilización fue un recordatorio de que la voz del pueblo es poderosa y que la lucha por los derechos y la justicia social no se detiene, a pesar de los intentos de desmantelar las políticas que han sido fundamentales para el bienestar de la sociedad.