Las empresas energéticas Iberdrola y Endesa han hecho llegar una carta al Ministerio para la Transición Ecológica en la que solicitan una revisión del calendario de cierre de las centrales nucleares en España. Esta petición surge tras un apagón significativo ocurrido en abril, que ha reavivado el debate sobre la viabilidad y la necesidad de mantener operativas estas instalaciones. La propuesta no cuenta con el respaldo de Naturgy y EDP, las otras dos compañías que también tienen participación en el parque nuclear español.
El plan actual del Gobierno español establece el cierre de todos los reactores nucleares para el año 2035, con un cronograma que ya ha comenzado a ejecutarse. El apagón del 28 de abril dejó a toda la península ibérica sin electricidad y telecomunicaciones, lo que ha llevado a las empresas a reconsiderar la urgencia de este cierre. En su carta, las energéticas vinculan la prórroga de la vida útil de las centrales a una revisión del marco fiscal que regula la energía nuclear, argumentando que los altos impuestos son un obstáculo para la competitividad de estas instalaciones en el mercado energético.
### Propuesta de Revisión del Calendario de Cierre
El protocolo de cierre firmado en 2019 entre las grandes energéticas y el Gobierno establece que el parque nuclear español debe clausurarse entre 2027 y 2035. En este contexto, la central nuclear de Almaraz, situada en la localidad cacereña de Navalmoral de la Mata, es la primera en la lista para cerrar, con su primer grupo programado para 2027 y el segundo para 2028. Sin embargo, la propuesta de Iberdrola y Endesa sugiere que la vida útil de Almaraz se podría extender hasta 2030. Esto implicaría una reducción de la tasa Enresa, que financia la gestión de residuos y el desmantelamiento de las centrales, al dividir la recaudación por un mayor número de años de producción.
Iberdrola, que posee el 52,7% de la central de Almaraz, y Endesa, con un 36%, se encuentran en una situación peculiar. La comunidad de bienes que regula la operación de esta central exige unanimidad entre los socios para tomar decisiones, lo que complica la posibilidad de extender la vida útil sin el acuerdo de Naturgy, que posee un 11,3% de participación. Esta falta de consenso podría ser un obstáculo significativo para la propuesta de las energéticas.
El Ministerio para la Transición Ecológica ha respondido a la carta indicando que no cumple con las condiciones necesarias para ser considerada una solicitud formal. Según fuentes del ministerio, la carta es vista como una mera declaración de intenciones y no aborda los tres criterios establecidos por el Gobierno para evaluar cualquier prórroga: la seguridad de los ciudadanos, la viabilidad económica y la garantía del suministro eléctrico.
### Contexto Europeo y Necesidades de Inversión
A nivel europeo, la situación es igualmente compleja. La Comisión Europea ha estimado que se necesitarán 241.000 millones de euros para inversiones en energía nuclear, tanto para prolongar la vida útil de los reactores existentes como para la construcción de nuevas instalaciones. En el último año, la energía nuclear representó aproximadamente el 24% de la electricidad generada en la Unión Europea, y se prevé que la capacidad nuclear aumente de 98 a 109 gigavatios para 2050.
Sin embargo, la financiación de estos proyectos no está garantizada, ya que el presupuesto de la UE no apoya la construcción de nuevas centrales nucleares. La disparidad de opiniones entre los países miembros sobre el futuro de la energía nuclear complica aún más la situación. Francia, que depende en gran medida de la energía nuclear, y Alemania, que ha adoptado una postura opuesta, son ejemplos de las diferentes estrategias energéticas que coexisten en la UE.
La falta de consenso sobre la energía nuclear ha llevado a que doce de los veintisiete países miembros dispongan actualmente de reactores nucleares. Mientras que Francia lidera en términos de capacidad nuclear, otros países como Polonia están comenzando a explorar la posibilidad de construir sus primeras centrales. Esta diversidad de enfoques refleja la complejidad del debate sobre la energía nuclear en Europa, donde las decisiones políticas y económicas están intrínsecamente ligadas a las preocupaciones medioambientales y de seguridad energética.
En este contexto, la propuesta de Iberdrola y Endesa de revisar el calendario de cierre de las nucleares en España se presenta como un intento de equilibrar la necesidad de seguridad energética con las exigencias de sostenibilidad y viabilidad económica. Sin embargo, la falta de consenso y las estrictas condiciones impuestas por el Gobierno dificultan la posibilidad de que esta propuesta se materialice en un cambio real en la política energética del país.