La reciente decisión de la Comunidad de Madrid de implementar un taller sobre el terrorismo de ETA en las aulas ha desatado un intenso debate en la sociedad española. Este taller, titulado ‘El pasado y el presente del terrorismo de ETA: El testimonio de los jóvenes’, se llevará a cabo en 22 centros educativos de la región, afectando a aproximadamente 1.500 alumnos. Sin embargo, la iniciativa ha sido recibida con críticas por parte de la comunidad educativa, la oposición política y diversas asociaciones que defienden la memoria histórica.
### La Reacción de la Comunidad Educativa
El taller ha sido objeto de controversia desde su anuncio. Carmen Morillas, presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado, ha expresado su preocupación, señalando que el enfoque del taller se basa en una «falacia». Según Morillas, la historia de España debería enseñarse de manera objetiva y sin sesgos políticos. La crítica se centra en que el taller no aborda el contexto histórico en el que surgió ETA, que incluye la represión y la falta de libertades durante el franquismo. Esta omisión, argumentan los críticos, distorsiona la realidad y no proporciona a los estudiantes una comprensión completa de los eventos históricos.
La controversia se intensifica al considerar que la misma administración que promueve este taller ha cancelado otros cursos relacionados con la memoria histórica, como uno que abordaba el franquismo y la memoria democrática. Este curso fue retirado por su «sesgo ideológico», lo que ha llevado a muchos a cuestionar la coherencia de las políticas educativas del gobierno regional. La falta de un enfoque equilibrado en la enseñanza de la historia ha sido un tema recurrente en el debate, con académicos y educadores pidiendo una revisión de cómo se abordan estos temas en las aulas.
### La Lucha por la Memoria Histórica
En medio de esta polémica, surge la figura de Ego Non, una asociación de familiares de víctimas de ETA que organiza el taller. La asociación se presenta como defensora de la memoria de las víctimas, pero sus métodos y enfoques han sido cuestionados. Durante la primera sesión del taller, uno de los ponentes hizo comentarios que fueron considerados indignantes por algunos, lo que ha llevado a un mayor escrutinio sobre la calidad y la objetividad de la formación ofrecida.
Historiadores y educadores han señalado que es fundamental abordar el tema de ETA en las aulas, pero desde una perspectiva que incluya el contexto histórico completo. Sergio Riesco, catedrático de Geografía e Historia, ha argumentado que es esencial que los estudiantes comprendan que ETA nació en un clima de represión durante el franquismo. Ignorar este contexto no solo es una falta de rigor académico, sino que también perpetúa la desmemoria sobre un periodo crucial de la historia de España.
La preocupación por la manipulación de la historia es compartida por varios académicos y activistas. Enrique Javier Díez, catedrático de la Universidad de León, ha advertido que la intención del gobierno es construir un nuevo relato que minimice los horrores del franquismo y la dictadura. Esta estrategia, según Díez, busca deslegitimar las luchas por la memoria y la verdad, y en su lugar, promover una narrativa que favorezca a ciertos grupos políticos.
La Ley de Memoria Histórica, que exhorta a impartir conocimientos sobre la historia democrática de España, se ha convertido en un punto de referencia en este debate. Sin embargo, muchos críticos argumentan que la implementación de esta ley ha sido insuficiente y que se necesita un compromiso real para abordar la historia de manera integral en el sistema educativo. La falta de un enfoque claro y coherente en la enseñanza de la historia reciente de España es vista como un fracaso que podría tener repercusiones en la formación de futuras generaciones.
La batalla por la memoria histórica en España es un tema complejo y multifacético. La educación juega un papel crucial en la formación de la identidad colectiva y en la comprensión del pasado. Por lo tanto, es fundamental que los educadores y las instituciones trabajen juntos para garantizar que los estudiantes reciban una educación que no solo sea rigurosa y objetiva, sino que también fomente un sentido de responsabilidad hacia la memoria de aquellos que sufrieron durante períodos oscuros de la historia.
En un país donde la memoria de las víctimas de la dictadura y del terrorismo sigue siendo un tema delicado, es imperativo que se aborden estos temas con sensibilidad y rigor. La historia no debe ser un campo de batalla político, sino un espacio para la reflexión y el aprendizaje. La educación debe servir como un puente hacia la comprensión y la reconciliación, no como un medio para perpetuar divisiones y rencores.