El huracán Melissa ha dejado una estela de destrucción en su paso por el Caribe, tocando tierra en Cuba tras haber azotado Jamaica con fuerza devastadora. Este fenómeno meteorológico, que ha sido clasificado como extremadamente peligroso, ha generado una serie de evacuaciones y daños significativos en ambas naciones, resaltando la vulnerabilidad de la región ante los desastres naturales.
**Efectos del Huracán en Jamaica**
El huracán Melissa alcanzó Jamaica como un potente ciclón de categoría 5, con vientos que superaron los 280 kilómetros por hora. Este impacto llevó al primer ministro, Andrew Holness, a declarar el estado de «zona catastrófica» en el país. Las consecuencias fueron inmediatas: más de 530,000 personas, aproximadamente el 77% de los clientes de la Compañía de Servicios Públicos de Jamaica, se quedaron sin electricidad. Además, se reportaron inundaciones generalizadas y deslizamientos de tierra que afectaron severamente la infraestructura del país.
Las autoridades jamaicanas informaron que los municipios más afectados incluyen Clarendon, Manchester, Saint Elizabeth y Westmoreland, donde muchas comunidades quedaron aisladas debido a las carreteras intransitables. Se registraron daños en seis hospitales y se reportaron árboles y postes de luz caídos. La situación ha llevado a que alrededor de 15,000 personas busquen refugio en centros habilitados por el gobierno, mientras las autoridades trabajan para evaluar y mitigar los daños.
**La Situación en Cuba**
Tras su paso por Jamaica, el huracán Melissa tocó tierra en el oriente de Cuba, específicamente cerca de la ciudad de Chivirico, con vientos que alcanzaron los 195 kilómetros por hora. Este evento ha llevado a la evacuación de aproximadamente 735,000 personas en seis provincias en alerta ciclónica, lo que representa más del 7.5% de la población total de la isla. Las autoridades cubanas han tomado medidas preventivas, paralizando el transporte público y suspendiendo actividades educativas en la región oriental del país.
El Instituto Meteorológico de Cuba ha emitido advertencias sobre la posibilidad de inundaciones súbitas, deslizamientos de tierra y marejadas ciclónicas que podrían generar olas de hasta ocho metros. Se estima que el huracán permanecerá en tierra entre seis y ocho horas, aunque sus efectos se sentirán durante varias horas más tras su salida al mar. El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha instado a la población a mantener la calma y a prepararse para una noche difícil, recordando que el país ha enfrentado huracanes devastadores en el pasado, como Irma en 2017.
Las autoridades han asegurado que dos de las siete centrales termoeléctricas del país han sido detenidas como medida de precaución, dado que estas infraestructuras son obsoletas y presentan un déficit crónico de inversiones. La situación es crítica, y se espera que el huracán continúe su trayectoria hacia las Bermudas, donde también se han emitido alertas.
**Preparativos y Respuesta ante Desastres**
La respuesta ante desastres en ambas naciones ha sido crucial para mitigar los efectos del huracán. En Jamaica, el gobierno ha movilizado recursos para ayudar a las comunidades afectadas, mientras que en Cuba, las autoridades han implementado un plan de evacuación y protección de infraestructuras. La coordinación entre diferentes organismos de emergencia es vital para asegurar la seguridad de la población y la recuperación de las áreas afectadas.
La temporada de huracanes en el Atlántico, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, ha sido pronosticada como muy activa, lo que genera preocupación en la región. Los meteorólogos han advertido que se podrían formar hasta ocho huracanes en esta temporada, lo que subraya la necesidad de estar preparados y de contar con planes de emergencia efectivos.
**Lecciones Aprendidas y Futuro**
Los eventos recientes han puesto de manifiesto la importancia de la preparación ante desastres naturales en el Caribe. La experiencia adquirida tras huracanes anteriores, como Sandy en 2012 y el devastador Irma, ha llevado a las autoridades a mejorar sus protocolos de respuesta y a fomentar la educación sobre la seguridad en la población. Sin embargo, la vulnerabilidad de las infraestructuras y la necesidad de inversiones en el sector energético y de servicios públicos siguen siendo desafíos significativos.
La comunidad internacional también juega un papel importante en la respuesta a desastres en la región, proporcionando asistencia y recursos para ayudar a los países afectados a recuperarse. La colaboración entre naciones es esencial para enfrentar los retos que presentan los fenómenos meteorológicos extremos, que parecen volverse más frecuentes e intensos debido al cambio climático.
El huracán Melissa es un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y de la necesidad de estar preparados para enfrentar sus embates. La resiliencia de las comunidades afectadas y la capacidad de respuesta de los gobiernos serán determinantes en la recuperación de las áreas devastadas.
