En la actualidad, el uso del dinero en efectivo está en declive, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Según estudios recientes, solo el 8% de los menores de 30 años utiliza este método de pago, lo que plantea la pregunta: ¿está el dinero en efectivo condenado a desaparecer? A pesar de esta tendencia, muchos expertos y ciudadanos creen que el efectivo sigue teniendo un papel importante en la economía, especialmente en situaciones de crisis.
La digitalización de los medios de pago ha transformado la forma en que los consumidores realizan sus transacciones. Un informe del Banco de España destaca que la creciente digitalización está impactando significativamente en los hábitos de pago de los consumidores. Sin embargo, a pesar de la disminución en el uso del efectivo, hay un consenso entre expertos y ciudadanos sobre la necesidad de mantenerlo en circulación. En situaciones de crisis, como apagones, guerras o emergencias, el dinero en efectivo se convierte en un recurso esencial.
Un informe del Banco Central Europeo (BCE) titulado «Mantenga la calma y lleve efectivo: lecciones sobre el rol único del dinero físico en cuatro crisis» subraya que la demanda de efectivo aumenta en tiempos de inestabilidad. Durante el gran apagón en España en abril, el gasto con tarjetas de crédito cayó un 42%, mientras que la facturación del comercio electrónico se desplomó un 54%. Esto demuestra que, en momentos críticos, el efectivo puede ser más confiable que los métodos de pago digitales.
El BCE recomienda que los hogares mantengan efectivo en casa para cubrir necesidades esenciales durante emergencias. Se sugiere tener entre 70 y 100 euros en efectivo por cada miembro de la familia, lo que sería suficiente para sobrevivir durante al menos 72 horas. Esta recomendación resalta la importancia del efectivo como un salvoconducto en situaciones inesperadas.
A pesar de la creciente preferencia por los pagos digitales, la mayoría de los españoles no cree que el efectivo vaya a desaparecer en el corto plazo. Una encuesta de PaynoPain revela que el 87% de los encuestados considera que la eliminación total del efectivo no sería positiva, y el 79% no cree que vaya a desaparecer en los próximos cinco o diez años. Esto indica que, aunque los métodos de pago están cambiando, el efectivo sigue siendo valorado por una parte significativa de la población.
El uso del efectivo ha disminuido, pero sigue representando una parte importante de las transacciones en España. Según el Banco de España, el efectivo supuso el 57% de las transacciones en establecimientos físicos durante 2024, mientras que los pagos con tarjeta representaron el 32%. Sin embargo, la tendencia es clara: los pagos online están en aumento, y el uso de dispositivos móviles para pagar se ha duplicado en los últimos años.
El factor generacional es clave en esta transición. Un estudio de Funcas indica que solo el 8% de los jóvenes de 18 a 24 años utiliza efectivo diariamente, en comparación con el 77% de los mayores de 54 años. Esto sugiere que las generaciones más jóvenes, como la Generación Z y la Alfa, podrían ser las últimas en utilizar monedas y billetes de manera habitual.
La encuesta de PaynoPain también revela que un 15% de los españoles rara vez lleva dinero en efectivo, prefiriendo métodos de pago digitales. A pesar de esto, el 85% de los ciudadanos aún lleva efectivo en sus bolsillos, aunque la mayoría tiene menos de 20 euros. Esto muestra que, aunque el efectivo está en declive, sigue siendo una parte integral de la vida cotidiana de muchas personas.
En el ámbito de los pagos entre particulares, el efectivo ha perdido terreno frente a plataformas digitales como Bizum, que acapara el 95% de este tipo de transacciones. Esto indica un cambio en la forma en que las personas manejan sus finanzas y se relacionan con el dinero.
La digitalización y el auge del comercio electrónico están impulsando esta tendencia hacia métodos de pago más modernos y eficientes. Sin embargo, el efectivo sigue siendo visto como un recurso valioso, especialmente por aquellos que no se sienten cómodos con la tecnología o que prefieren la seguridad que ofrece el dinero físico.
En resumen, aunque el uso del dinero en efectivo está disminuyendo, su desaparición total parece poco probable en el corto plazo. La necesidad de tener efectivo en situaciones de crisis y la resistencia de una parte significativa de la población a abandonar este método de pago sugieren que el efectivo seguirá teniendo un lugar en la economía, al menos por el momento. La evolución de los hábitos de pago y la adaptación a nuevas tecnologías seguirán moldeando el futuro del dinero en efectivo en los próximos años.