La cuestión de la oficialidad del catalán, gallego y euskera en la Unión Europea ha tomado un giro inesperado, ya que el Consejo de Asuntos Generales de la UE no ha discutido la iniciativa por segunda vez consecutiva. Esta situación ha llevado al Gobierno español a enfriar las expectativas sobre la inclusión de este tema en la agenda de los encuentros ministeriales europeos. A pesar de que el Gobierno había presentado esta propuesta como un gran logro, la realidad actual refleja un estancamiento significativo en las negociaciones.
### La Realidad del Estancamiento
El secretario de Estado para la Unión Europea, Fernando Sampedro, ha declarado que el Gobierno sigue trabajando para alcanzar la unanimidad en la propuesta de oficialidad de las lenguas cooficiales. Sin embargo, fuentes diplomáticas han indicado que la propuesta se encuentra completamente encallada, y que varias delegaciones de Estados miembros no han recibido información sobre el tema desde hace tiempo. Esta falta de comunicación ha llevado a la Moncloa a optar por un enfoque más cauteloso, evitando discusiones en los Consejos de Asuntos Generales para no repetir el fiasco de la última vez que se abordó el tema, donde Alemania se opuso de manera contundente.
La situación se complica aún más por la presión interna en España, donde el Partido Popular ha estado instando a los gobiernos de la familia democratacristiana de la UE a oponerse a la iniciativa. Esta presión ha influido en la postura de Alemania, que ha sido un actor clave en la oposición a la oficialidad de las lenguas cooficiales. La falta de avances en las negociaciones ha llevado al Gobierno español a replantear su estrategia, buscando un enfoque más bilateral y técnico en lugar de intentar llevar el tema a la mesa de discusión en los foros europeos.
### La Influencia de Alemania en la Decisión
Alemania, como uno de los países más influyentes de la UE, ha jugado un papel crucial en el bloqueo de la propuesta de oficialidad. Desde que el Gobierno socialdemócrata de Olaf Scholz fue reemplazado por un Ejecutivo conservador encabezado por Friedrich Merz, la oposición a la oficialidad ha sido más clara y contundente. El canciller alemán ha expresado que la inclusión de más lenguas oficiales complicaría la logística de traducción y comunicación dentro de la UE, lo que ha generado un ambiente de desconfianza hacia la propuesta española.
A pesar de que el Gobierno español ha intentado convencer a Alemania de la viabilidad de la iniciativa, las últimas declaraciones de funcionarios alemanes no han sido alentadoras. La percepción de que la propuesta carece de apoyo suficiente ha llevado a la Moncloa a enfriar las expectativas sobre su discusión en los próximos Consejos de Asuntos Generales. La delegación diplomática española ante la UE, presidida por Dinamarca, no garantiza que el tema se incluya en la agenda, lo que refleja la incertidumbre que rodea a esta cuestión.
El Gobierno español ha manifestado su intención de continuar trabajando en la propuesta, pero la falta de avances concretos ha llevado a un clima de pesimismo. La estrategia actual parece centrarse en ganar el apoyo de otros Estados miembros antes de intentar llevar la propuesta a un debate ministerial. Sin embargo, la presión interna y la oposición externa complican aún más este objetivo.
### La Estrategia del Gobierno Español
El Gobierno de Pedro Sánchez ha intentado mantener un enfoque optimista, asegurando que la propuesta sigue vigente y que se están realizando esfuerzos diplomáticos para convencer a otros países. Sin embargo, la realidad es que la situación es compleja y requiere de un consenso que parece lejano en este momento. La falta de avances en las negociaciones ha llevado a la Moncloa a adoptar una postura más reservada, evitando hacer ruido sobre la cuestión de la oficialidad de las lenguas cooficiales.
El secretario de Estado para la UE ha indicado que no es necesario debatir la propuesta en los Consejos de la UE para que continúe viva en las instituciones comunitarias. Esta afirmación sugiere un cambio en la estrategia del Gobierno, que ahora busca negociar a nivel técnico en lugar de intentar forzar un debate en foros donde la oposición es evidente.
La situación actual plantea interrogantes sobre el futuro de las lenguas cooficiales en la UE y la capacidad del Gobierno español para avanzar en esta cuestión. A medida que se acercan los próximos Consejos de Asuntos Generales, la incertidumbre persiste, y la posibilidad de que se discuta la oficialidad del catalán, gallego y euskera parece cada vez más remota. La presión interna y la oposición de países clave como Alemania seguirán siendo factores determinantes en el desarrollo de esta iniciativa, que ha sido un tema de gran relevancia en la política española y europea.