La vivienda ha dejado de ser un simple lugar de residencia para convertirse en un activo financiero atractivo para muchos. En un contexto donde el mercado inmobiliario se ha vuelto cada vez más competitivo, el fenómeno del rentismo ha ganado protagonismo, impulsado por influencers y coaches que promueven la idea de que cualquiera puede convertirse en un exitoso propietario de múltiples propiedades. Este artículo explora cómo esta tendencia ha transformado la percepción de la vivienda y las implicaciones que tiene para la sociedad.
La nueva cara del negocio inmobiliario
En los últimos años, hemos sido testigos de la aparición de un nuevo tipo de inversor en el sector inmobiliario: los llamados «inmobros». Estos individuos, a menudo presentados como expertos en redes sociales, promueven un enfoque de inversión que se basa en la compra de propiedades problemáticas a precios bajos, con la esperanza de obtener altos rendimientos a través del alquiler. La estrategia es simple: adquirir viviendas en mal estado, en situaciones legales complicadas o incluso ocupadas, y luego alquilarlas a precios que pueden oscilar entre 400 y 800 euros por habitación.
Ramón Serrano, un emprendedor del sector, es un ejemplo de este nuevo modelo de negocio. En una reciente aparición en un programa de televisión, afirmó tener 60 habitaciones en alquiler, argumentando que los precios los establece el mercado y que, si los inquilinos aceptan, es porque pueden pagarlos. Esta lógica ha generado un debate sobre la ética de rentar propiedades en un contexto donde la vivienda se ha vuelto cada vez más inaccesible para muchos.
La normalización del rentismo
El fenómeno del rentismo no solo se limita a la compra y alquiler de propiedades. Influencers en plataformas como Instagram y YouTube han comenzado a normalizar esta práctica, presentándola como una forma legítima de alcanzar la independencia financiera. A través de videos y publicaciones, estos creadores de contenido ofrecen consejos sobre cómo invertir en el mercado inmobiliario, a menudo utilizando su propia historia de éxito como anzuelo para atraer a nuevos seguidores.
César Rivero, otro consultor inmobiliario con una considerable presencia en redes sociales, comparte estrategias que incluyen la creación de una «carterita de inversores» y la importancia de establecer relaciones con agentes inmobiliarios y abogados. Sin embargo, su enfoque se centra en la compra de propiedades problemáticas, lo que plantea serias preguntas sobre la ética de estas prácticas. La idea de que «cuantos más problemas tenga una vivienda, mayor será el descuento que puedas conseguir» es un mensaje que puede resultar peligroso, ya que fomenta la especulación en un mercado que ya está saturado de desigualdades.
Las consecuencias sociales del rentismo
La creciente popularidad del rentismo ha tenido un impacto significativo en la percepción de la vivienda como un derecho. La idea de que la vivienda es un activo financiero ha llevado a muchos a ver a los inquilinos como meros números en una hoja de cálculo, en lugar de personas con necesidades y derechos. Este cambio de paradigma ha contribuido a la deshumanización de la figura del inquilino, que a menudo se enfrenta a prácticas de acoso y presión por parte de propietarios que buscan maximizar sus beneficios.
Alejandra Jacinto, abogada especializada en vivienda, advierte sobre las tácticas utilizadas por estos nuevos inversores, que a menudo incluyen amenazas y acoso para desalojar a inquilinos de sus hogares. La mayoría de las propiedades en el radar de estos «neorrentistas» están habitadas, lo que significa que su modelo de negocio se basa en la explotación de situaciones de vulnerabilidad. Este enfoque no solo perpetúa la especulación, sino que también profundiza la crisis de vivienda en muchas ciudades.
El papel de las redes sociales en la difusión del rentismo
Las redes sociales han jugado un papel crucial en la difusión del discurso del rentismo. La combinación de técnicas publicitarias modernas y la simplificación del mensaje han permitido que estas ideas se propaguen rápidamente. La polarización del contenido, que genera interacciones tanto positivas como negativas, ha llevado a que muchos de estos influencers ganen visibilidad y legitimidad en el ámbito público.
Leticia Rodríguez, investigadora en comunicación, señala que este fenómeno no es exclusivo del sector inmobiliario. La estrategia de presentar historias de éxito simplificadas se repite en diversas áreas, desde la salud hasta la moda. La capacidad de estos influencers para atraer seguidores y generar contenido atractivo ha transformado la forma en que se perciben las inversiones y el éxito personal.
La necesidad de regulación
Ante esta situación, muchos expertos abogan por una regulación más estricta del mercado inmobiliario. La implementación de políticas que penalicen la especulación y protejan los derechos de los inquilinos es fundamental para revertir la tendencia actual. La regulación de los alquileres turísticos y de temporada también es crucial para garantizar que la vivienda siga siendo un derecho y no un mero activo financiero.
La lucha contra el rentismo es, en última instancia, una lucha por la dignidad y los derechos de las personas. La vivienda debe ser vista como un lugar para vivir, no como un producto financiero. La promoción de una fiscalidad que desincentive la especulación y la creación de políticas que protejan a los inquilinos son pasos necesarios para asegurar que todos tengan acceso a un hogar digno y asequible.