La reciente decisión del jefe del Ejército israelí, Eyal Zamir, de apoyar el plan de ocupación de Gaza propuesto por el primer ministro Benjamin Netanyahu ha generado un gran revuelo en el ámbito político y militar de Israel. Zamir, quien había sido el único miembro de la cúpula militar que se oponía a esta estrategia, ha cambiado de postura, lo que indica un cambio significativo en la dinámica de poder dentro del gobierno israelí y su enfoque hacia la Franja de Gaza.
### La aprobación del plan de ocupación
Eyal Zamir, en un comunicado oficial del Ejército, ha confirmado su respaldo a «la idea central» del plan de Netanyahu, que busca una ocupación total de Gaza, incluyendo su capital, Ciudad de Gaza. Este cambio de opinión se produce tras una serie de reuniones con la cúpula militar y otros representantes del gobierno, donde se discutieron las acciones militares llevadas a cabo hasta el momento y los planes futuros para la región.
El plan de Netanyahu se centra en cinco objetivos clave: desarmar a Hamás, liberar a los rehenes israelíes, desmilitarizar la Franja, asumir el control total de la seguridad y establecer una administración civil alternativa que no sea ni Hamás ni la Autoridad Palestina. Esta estrategia ha sido objeto de críticas tanto a nivel nacional como internacional, pero ha encontrado apoyo en ciertos sectores del gobierno israelí, especialmente entre aquellos que consideran que la seguridad de Israel está en juego.
La decisión de Zamir de respaldar el plan ha sido interpretada como un intento de unificar la cúpula militar y política en un momento de creciente tensión. Su oposición anterior había generado fricciones con otros miembros del gobierno, incluyendo al ministro de Defensa, Israel Katz. La aprobación de Zamir podría ser vista como un intento de evitar divisiones internas que podrían debilitar la posición de Israel en la región.
### Implicaciones humanitarias y críticas internacionales
La ofensiva militar en Gaza ha suscitado una serie de preocupaciones humanitarias. La ONU ha advertido que más del 80% de la Franja de Gaza está bajo control militar israelí, lo que ha llevado a un aumento en los desplazamientos forzados y ha agravado la situación humanitaria en la región. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por las consecuencias de una ocupación total, advirtiendo que podría resultar en un aumento de la violencia y un deterioro de las condiciones de vida para los civiles palestinos.
A pesar de las críticas, el gobierno de Netanyahu ha mantenido su postura, argumentando que la seguridad de Israel es la prioridad. Sin embargo, la falta de un plan claro para la administración de Gaza tras la ocupación plantea interrogantes sobre el futuro de la región. La propuesta de establecer una administración civil alternativa ha sido recibida con escepticismo, dado el contexto histórico de conflictos y tensiones en la zona.
Además, la situación se complica por las tensiones internas en el gobierno israelí. Zamir no solo ha tenido que lidiar con la oposición a su plan militar, sino también con presiones de figuras políticas como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, quien ha solicitado su destitución si no renuncia a incorporar a oficiales vinculados a lo que él considera un «grupo conspirativo». Esta dinámica interna podría influir en la ejecución del plan y en la estabilidad del gobierno de Netanyahu.
La decisión de Zamir de unirse al consenso sobre la ocupación de Gaza podría tener repercusiones significativas en el futuro de la política israelí y en la relación con la comunidad internacional. A medida que se intensifican las operaciones militares, la presión sobre el gobierno para abordar las preocupaciones humanitarias y políticas aumentará, lo que podría llevar a un cambio en la estrategia a largo plazo de Israel en la región.