La reciente decisión del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de suspender la colaboración con instituciones israelíes ha generado un intenso debate en la comunidad científica española. Esta medida se produce en un contexto de creciente presión interna por parte de investigadores que han exigido un pronunciamiento claro sobre la situación en Gaza, donde miles de palestinos han perdido la vida en el marco de un conflicto que ha sido calificado como genocidio por diversas organizaciones internacionales. Sin embargo, la decisión del CSIC ha estado acompañada de controversias, especialmente en relación con la prohibición de que ciertos centros se pronuncien públicamente sobre el conflicto.
La suspensión de la colaboración fue anunciada en una reunión del Consejo Rector del CSIC, donde se reafirmó el compromiso de la entidad con la paz y la justicia. Sin embargo, este pronunciamiento no fue difundido públicamente, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre la transparencia y la coherencia de la institución. A pesar de que el CSIC ha tomado medidas para priorizar la cooperación científica con Palestina, como la contratación de investigadores palestinos, la falta de un pronunciamiento claro sobre la situación en Gaza ha dejado a muchos investigadores insatisfechos.
### La presión interna y el veto a la libertad de expresión
La presión interna que ha llevado al CSIC a suspender la colaboración con Israel proviene de un movimiento organizado por cientos de investigadores que se han agrupado en la plataforma CSIC x Palestina. Este colectivo ha exigido la cancelación de cualquier vínculo académico con Israel, argumentando que la situación en Gaza requiere una respuesta contundente por parte de la comunidad científica. Sin embargo, la respuesta del CSIC ha sido considerada insuficiente por muchos, especialmente tras el veto impuesto al Instituto Astrofísico de Andalucía, que intentó emitir un comunicado condenando la violencia en Gaza.
El veto a este instituto ha sido calificado de «arbitrario y antidemocrático» por representantes sindicales, quienes han argumentado que limita la libertad de expresión de los investigadores. En una reunión reciente, se discutió la prohibición de emitir comunicados aprobados por la asamblea, lo que ha generado un clima de frustración entre los científicos que desean que su institución se pronuncie sobre la crisis humanitaria en Gaza. La disparidad en la respuesta del CSIC ante la invasión de Ucrania y la situación en Gaza ha sido objeto de críticas, con muchos investigadores señalando una hipocresía en la forma en que se abordan ambos conflictos.
### La respuesta del CSIC y sus implicaciones
A pesar de la controversia, el CSIC ha intentado justificar su postura mediante la implementación de medidas que favorecen la cooperación científica con Palestina. Entre estas medidas se incluye un tratamiento preferente en la evaluación y financiación de proyectos relacionados con Palestina, así como la contratación de investigadores palestinos en el marco de programas de auxilio. Sin embargo, muchos investigadores consideran que estas acciones son insuficientes y no abordan la gravedad de la situación en Gaza.
El hecho de que el CSIC no haya emitido un pronunciamiento público sobre la situación en Gaza, a diferencia de su rápida respuesta ante la invasión de Ucrania, ha llevado a cuestionar la ética de la institución. La falta de un pronunciamiento claro ha dejado a muchos investigadores sintiéndose desilusionados y frustrados, ya que consideran que su institución no está a la altura de los estándares éticos que se esperan en tiempos de crisis humanitaria.
La situación actual plantea un dilema ético para el CSIC y su comunidad científica. Por un lado, la suspensión de la colaboración con Israel puede ser vista como un paso positivo hacia la defensa de los derechos humanos. Por otro lado, la prohibición de que ciertos centros se pronuncien sobre el conflicto plantea serias dudas sobre la libertad de expresión y la capacidad de los investigadores para manifestar sus opiniones sobre cuestiones éticas y humanitarias. La comunidad científica se encuentra en un momento crítico, donde la necesidad de una respuesta clara y coherente es más urgente que nunca.
En este contexto, el futuro del CSIC y su relación con la comunidad científica dependerá de su capacidad para abordar estas preocupaciones de manera efectiva. La presión interna de los investigadores y la necesidad de un pronunciamiento claro sobre la situación en Gaza son cuestiones que no pueden ser ignoradas. La comunidad científica espera que el CSIC tome medidas que reflejen un compromiso genuino con la justicia y los derechos humanos, y que permita a sus investigadores expresar sus opiniones sin temor a represalias.