La producción de avellanas en Catalunya enfrenta un panorama desolador debido a la sequía extrema y las altas temperaturas que han afectado gravemente a los cultivos. Este año, se prevé que la cosecha no supere las 2.000 toneladas, lo que representa solo un 25% de la producción habitual en condiciones normales. La situación ha llevado a la muerte de 1.800 hectáreas de avellanos en Tarragona, lo que ha generado una gran preocupación entre los agricultores de la región.
Los agricultores del Camp de Tarragona, conocido por ser el epicentro de la producción de frutos secos en Catalunya, se preparan para una campaña que no promete mejoras significativas. A pesar de las lluvias recientes y la recuperación de los embalses, los avellanos han producido muy poco fruto, especialmente aquellos que no cuentan con riego de apoyo. Algunos árboles han tenido que ser arrancados debido a que no sobrevivieron a las condiciones adversas. Sergi Martín, agricultor y responsable de frutos secos del sindicato Unió de Pagesos, señala que los daños acumulados en el cultivo hacen prever otro año complicado.
Ester Gomis, presidenta de la DOP Avellana de Reus, también comparte su preocupación. Asegura que muchos avellanos, especialmente los más viejos, tendrán que ser arrancados porque les costará mucho recuperarse. Sin embargo, hay esperanzas en los avellanos plantados en los últimos dos años, que podrían empezar a producir pronto. Si las condiciones son favorables, en tres años podrían volver a tener una buena producción.
La sequía ha dejado un impacto significativo en la agricultura de la región, y muchos agricultores no pudieron regar con agua del embalse de Riudecanyes durante dos años debido a restricciones. Esto ha llevado a una pérdida estructural importante en la producción de avellanas, y se estima que las consecuencias de la sequía se sentirán durante al menos dos años más. El Departament d’Agricultura ha implementado una línea de ayudas para inversiones destinadas a la recuperación del potencial productivo de los cultivos leñosos gravemente afectados por la sequía, pero muchos agricultores se muestran escépticos sobre su efectividad.
### Adaptación a Nuevas Realidades Climáticas
A medida que el cambio climático se convierte en una realidad innegable, los agricultores deben adaptarse a las nuevas condiciones. La demanda mundial de avellanas sigue creciendo, pero los problemas climáticos son una preocupación constante en todo el mundo, afectando a países productores como Turquía, Italia y Francia. Martín enfatiza la necesidad de que los gobiernos se involucren en la búsqueda de soluciones para el sector.
El Plan de la Avellana de Catalunya 2025-2028 ha sido lanzado para relanzar el sector y aumentar el valor de mercado de este fruto seco. Este plan incluye medidas estratégicas que abarcan desde la creación de un hub de sanidad vegetal hasta la mejora de técnicas de riego. Sin embargo, tanto Martín como Gomis coinciden en que este plan llega tarde y que el cultivo ya está muy afectado. La clave será ver si las ayudas prometidas realmente llegan a los agricultores, quienes son los que enfrentan las dificultades en el día a día.
Además de la sequía, los agricultores también enfrentan una crisis de precios debido a la competencia desleal de otros países y la falta de productos fitosanitarios para combatir plagas. Martín menciona que, aunque en Europa se cumplen estándares muy exigentes, las avellanas importadas de fuera de la UE pueden no cumplir con las mismas regulaciones, lo que perjudica a los productores locales. Esta situación genera un ambiente de competencia desigual que complica aún más la viabilidad del cultivo de avellanas en Catalunya.
La salinidad del agua también se ha convertido en un problema añadido, especialmente en zonas como la Vall del Glorieta, donde el vertido de aguas ha afectado la calidad del agua disponible para riego. Los avellanos pueden soportar hasta 800 ppm de sal, pero se han detectado pozos con niveles de salinidad que superan los 1.900 ppm, lo que representa un riesgo significativo para la salud de los cultivos.
En cuanto a otros cultivos de frutos secos, las perspectivas son desiguales. Mientras que se espera una buena cosecha de algarroba, la producción de almendra será muy variable, con la de regadío siendo buena y la de secano enfrentando serios problemas. A pesar de los desafíos, los agricultores mantienen la esperanza de que, con el tiempo y las inversiones adecuadas, el sector de la avellana pueda recuperarse y adaptarse a las nuevas realidades climáticas.