La situación en Gaza se ha vuelto insostenible, con la ONU advirtiendo sobre la inminente hambruna que podría devastar la región si no se permite la entrada masiva de ayuda humanitaria. En un contexto donde las cifras de muertes y heridos continúan aumentando, la comunidad internacional se enfrenta a un dilema moral y político que parece no tener solución a corto plazo.
La ONU ha hecho un llamado urgente para que se multiplique la entrada de ayuda humanitaria a Gaza, advirtiendo que la hambruna es inevitable si no se actúa de inmediato. En las últimas 24 horas, al menos 14 personas han muerto debido a la malnutrición, mientras que miles de camiones con suministros básicos permanecen bloqueados por las autoridades israelíes. La situación es crítica, con más de 60,000 gazatíes muertos desde el inicio de la ofensiva israelí en octubre de 2023, y más de 145,000 heridos, según el Ministerio de Sanidad de Gaza.
El jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, Tom Fletcher, ha solicitado que se permita la entrada de al menos 700 camiones diarios, una cifra que se había alcanzado durante una tregua anterior. Sin embargo, en los últimos días, el número de vehículos que logran ingresar a Gaza apenas ha alcanzado el centenar, y muchos de estos camiones son saqueados por una población desesperada que no ha tenido acceso a alimentos frescos en más de un año. A pesar de las promesas de Israel de establecer «pausas humanitarias», la realidad en el terreno es muy diferente, con convoyes que no llegan a su destino y la inseguridad que obliga a grupos armados a escoltar la ayuda.
Luis Moreno Ocampo, primer fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), ha calificado la situación en Gaza como una «hambruna decidida» y ha criticado la tibieza del lenguaje de la comunidad internacional. En una reciente entrevista, Ocampo destacó que la prohibición de matar de hambre a una población civil es un principio jurídico fundamental y ha instado a la CPI a investigar el riesgo de genocidio en Gaza. Según él, existen pruebas suficientes para considerar que la política de exterminio del pueblo de Gaza es una estrategia deliberada por parte de las autoridades israelíes.
### La Respuesta de la Unión Europea
En medio de esta crisis humanitaria, la Unión Europea ha reiterado su compromiso con la solución de los dos Estados, pidiendo un alto el fuego y el desarme de Hamás. Sin embargo, su enfoque ha sido criticado por no abordar las responsabilidades de Israel en la situación actual. A pesar de reconocer que «no debe haber impunidad para la violencia de los colonos» y de solicitar el levantamiento del bloqueo, Bruselas ha evitado condenar directamente al gobierno de Netanyahu.
La comisaria europea para el Mediterráneo, Dubravka Svisa, ha insistido en que Hamás no puede ser parte de ninguna solución en Gaza, vinculando la solución política a una reforma de la Autoridad Palestina. Esta postura ha generado críticas, ya que muchos consideran que la UE debería adoptar una posición más firme contra las acciones de Israel, que han llevado a una crisis humanitaria sin precedentes.
Mientras tanto, los hospitales en Gaza enfrentan una escasez crítica de suministros médicos, lo que agrava aún más la situación de los pacientes, incluidos los bebés malnutridos. Las cifras de muertes por inanición continúan aumentando, y la comunidad internacional observa con preocupación cómo se desarrolla esta tragedia humanitaria.
La falta de acción decisiva por parte de la comunidad internacional, incluida la UE, ha llevado a muchos a cuestionar la efectividad de las políticas actuales. La percepción de que la ayuda humanitaria se ha convertido en un arma política, utilizada para presionar a las partes en conflicto, ha generado un clima de desconfianza y desesperación entre la población gazatí.
La situación en Gaza es un recordatorio doloroso de las consecuencias de la inacción y la falta de voluntad política para abordar las raíces del conflicto. A medida que las muertes y el sufrimiento continúan aumentando, la presión sobre la comunidad internacional para que actúe de manera efectiva se intensifica. La pregunta que queda es si se podrá encontrar una solución que no solo alivie la crisis humanitaria, sino que también aborde las causas subyacentes del conflicto en la región.