Un grupo de 27 activistas españoles de la Global Sumud Flotilla ha llegado a España tras ser interceptados por las autoridades israelíes. Este segundo grupo de repatriados se suma a los 21 que regresaron el domingo, y todos ellos han coincidido en denunciar el maltrato y las torturas «de bajo impacto» que sufrieron durante su detención. La llegada de los activistas ha generado una gran movilización en el aeropuerto de Madrid-Barajas, donde centenares de personas se congregaron para darles la bienvenida y expresar su apoyo a la causa palestina.
Los activistas, que fueron detenidos en el marco de una misión humanitaria, llegaron en un avión militar español que los trasladó desde Atenas. A su llegada, fueron recibidos con consignas en favor de Palestina y pancartas que denunciaban la situación en Gaza. La ministra de Sanidad, Mónica García, y otros representantes políticos también estuvieron presentes para mostrar su apoyo a los repatriados. La situación de una activista, Reyes Rigo, quien permanece detenida en Israel, ha generado preocupación entre sus compañeros, quienes han solicitado al Gobierno español que gestione su liberación.
Las denuncias de tortura y maltrato han sido una constante entre los activistas que regresaron. Algunos relataron haber sido sometidos a condiciones inhumanas durante su detención, incluyendo largas horas en celdas hacinadas y privación de sueño. Una de las activistas, Alejandra Martínez, describió cómo fueron tratados durante su arresto, afirmando que les ofrecieron agua frente a las cámaras para aparentar un trato humanitario, mientras que en realidad estaban siendo sometidos a un trato cruel.
### Denuncias de Maltrato y Tortura
Los relatos de los activistas sobre las condiciones de su detención son alarmantes. Muchos de ellos han declarado haber sido sometidos a torturas psicológicas y físicas. Un activista mencionó que fueron mantenidos en furgones al sol durante horas, lo que les provocó sed extrema, y que la oferta de agua fue un truco para mostrar una imagen de benevolencia ante los medios. Además, otros denunciaron que estuvieron encerrados en celdas sobrepobladas, sin acceso a productos sanitarios, comida o medicinas.
Lucía Muñoz Dalda, coordinadora de Podem Illes Balears, y otros activistas han exigido al Gobierno español que actúe para asegurar la liberación de Rigo y que se investiguen las denuncias de tortura. La situación ha generado un fuerte rechazo en la sociedad española, donde muchos consideran que el trato recibido por los activistas es inaceptable y una violación de los derechos humanos.
La llegada de los activistas a España ha sido un momento de gran emotividad, con familiares y simpatizantes esperándolos en el aeropuerto. En Bilbao, un grupo de activistas fue recibido con banderas palestinas y gritos de apoyo. Itziar Moreno, una de las repatriadas, hizo un llamado a cesar cualquier tipo de acuerdo con Israel hasta que se respete la dignidad de los palestinos, afirmando que el proceso de paz es un engaño mientras la población de Gaza siga sufriendo.
### Reacciones y Movilización Social
La repatriación de los activistas ha desencadenado una ola de reacciones en España, donde se han organizado manifestaciones y actos de apoyo a la causa palestina. En el aeropuerto de Madrid, los asistentes corearon lemas como «¡Viva Palestina libre!» y «¡Israel asesina, Europa patrocina!», evidenciando la indignación que ha generado la situación en Gaza y el trato a los activistas.
La ministra Mónica García, quien estuvo presente en la llegada de los activistas, expresó su apoyo y agradecimiento por la valentía de aquellos que se han manifestado en favor de los derechos humanos. La situación de Reyes Rigo, la única activista que sigue detenida en Israel, ha sido un punto focal de la movilización, con llamados a la acción por parte de diferentes sectores de la sociedad.
El caso de la Global Sumud Flotilla ha puesto de relieve la complejidad del conflicto en la región y ha reavivado el debate sobre la política exterior de España respecto a Israel y Palestina. Las denuncias de tortura y maltrato han llevado a muchos a cuestionar la complicidad de los gobiernos europeos en la situación de los derechos humanos en Gaza.
A medida que los activistas se reintegran a la sociedad española, su experiencia y las denuncias que han realizado seguirán siendo un tema de discusión y movilización. La solidaridad con la causa palestina parece estar más viva que nunca, y el regreso de estos activistas podría ser un catalizador para un mayor compromiso social y político en favor de los derechos humanos en la región.