En un contexto de creciente tensión en el Medio Oriente, dos malagueños han decidido unirse a la Global Sumud Flotilla, una misión humanitaria que busca llevar ayuda a Gaza. Rafael Borrego, un joven abogado y activista de 30 años, y Manolo García, un veterano activista de 72 años, comparten su experiencia en esta travesía que simboliza la lucha por los derechos humanos y la solidaridad internacional.
### La Trayectoria de Rafael Borrego
Rafael Borrego, originario de Fuengirola y Mijas, ha dedicado su vida a la defensa de los derechos de los refugiados. Su compromiso con esta causa se intensificó tras una experiencia transformadora en Palestina en 2019, donde pudo observar de cerca la complejidad del conflicto y la situación de los palestinos. Desde entonces, ha utilizado sus plataformas en redes sociales para concienciar sobre la crisis humanitaria en Gaza, acumulando cerca de 50,000 seguidores.
Borrego se unió a la flotilla como respuesta a la inacción de los gobiernos ante la crisis. «La situación en Gaza es insostenible y, aunque soy consciente de los riesgos, siento que es mi deber actuar», afirma. Su participación en la flotilla no es solo un acto de solidaridad, sino también una forma de visibilizar la lucha de un pueblo que ha sido históricamente marginado.
La Global Sumud Flotilla, que partió de Barcelona, está compuesta por decenas de barcos y cientos de voluntarios de diversas nacionalidades. Esta diversidad cultural se refleja en la tripulación, donde se encuentran personas de diferentes orígenes, unidas por un objetivo común: llevar ayuda humanitaria a Gaza. Borrego destaca la importancia de las redes sociales en la movilización de personas, sugiriendo que plataformas como TikTok e Instagram podrían haber cambiado el rumbo de conflictos pasados al permitir una mayor difusión de la información.
### Manolo García: Un Activista con Historia
Por otro lado, Manolo García, un activista con una larga trayectoria en la defensa de los derechos humanos, se une a la flotilla con una experiencia que abarca varias décadas. Desde sus inicios en la época franquista, García ha estado involucrado en diversas causas sociales, siendo la solidaridad con Palestina una de sus principales prioridades. Esta es la tercera vez que intenta participar en una flotilla, y a diferencia de sus intentos anteriores, esta vez ha logrado zarpar.
García preside la asociación de amistad hispanocubana de Málaga y es miembro de Unadikum, una organización dedicada a la solidaridad con Palestina. Su experiencia incluye la participación en marchas y actividades de apoyo a la causa palestina, así como en misiones anteriores que no lograron salir debido a presiones políticas. «Estar aquí, navegando hacia Gaza, es un privilegio», comenta García, quien también ha vivido momentos significativos en Gaza, como la reapertura del paso de Rafah en 2012.
La flotilla enfrenta numerosos desafíos, desde problemas logísticos hasta la posibilidad de ser interceptada por las autoridades. García viaja en el ‘Sirius’, un velero de 107 años adaptado para la travesía. A pesar de las dificultades, su espíritu permanece inquebrantable. «La mayoría de la humanidad, si pudiera, se subiría a uno de estos barcos», afirma, reflejando la esperanza y el deseo de muchos por contribuir a la causa.
### La Misión Humanitaria
La Global Sumud Flotilla no solo busca entregar ayuda humanitaria, sino también crear conciencia sobre la situación en Gaza. La misión ha sido financiada a través de donaciones de particulares y organizaciones de diferentes países, destacando la participación activa de la delegación de Malasia. Borrego enfatiza que esta no es solo una cuestión europea, sino un esfuerzo global que requiere la colaboración de todos.
La flotilla, que se encuentra actualmente en aguas de Menorca, ha tenido que enfrentar condiciones meteorológicas adversas y la retirada de algunos barcos hacia Barcelona. Sin embargo, la determinación de los activistas es palpable. Ambos, Borrego y García, comparten la convicción de que su misión es vital y que, a pesar de los riesgos, están dispuestos a seguir adelante.
La travesía hacia Gaza simboliza no solo un esfuerzo por llevar ayuda, sino también un acto de resistencia y solidaridad en un mundo donde muchas veces la indiferencia predomina. La historia de estos dos malagueños es un recordatorio de que la lucha por los derechos humanos y la justicia social trasciende fronteras y generaciones, uniendo a personas de diferentes orígenes en una causa común. Su valentía y compromiso son un ejemplo de cómo la acción individual puede contribuir a un cambio significativo en el mundo.