La Universidad de Málaga (UMA) enfrenta un creciente desafío en la promoción de sus profesores a la categoría de catedrático, un proceso que se ha visto afectado por la disparidad entre el ritmo de acreditaciones de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) y la capacidad de la universidad para absorber estas nuevas plazas. Actualmente, más de un centenar de docentes esperan su ascenso, lo que ha generado un clima de descontento y frustración entre el personal académico.
### El Proceso de Acreditación y Promoción
El ascenso a catedrático es considerado la cúspide de la carrera académica en las universidades españolas. Este proceso requiere que los docentes presenten un historial sólido de investigación y publicaciones a la ANECA, que evalúa si cumplen con los criterios necesarios para recibir la acreditación. Una vez que se obtiene esta acreditación, la universidad tiene la opción de convocar una plaza, aunque no está obligada a hacerlo. En muchos casos, la plaza es ocupada por el propio docente que ha acumulado años de experiencia en su departamento.
Sin embargo, el actual desfase entre el número de acreditaciones otorgadas por la ANECA y las plazas disponibles en la UMA ha creado una situación insostenible. Los profesores acreditados han comenzado a organizarse en un colectivo llamado ACUMA, donde expresan su preocupación por la falta de claridad y justicia en el proceso de promoción. Según ellos, esta situación no solo afecta su carrera profesional, sino que también representa un agravio comparativo con respecto a otras universidades andaluzas.
Salvador Pineda, un profesor de Ingeniería Eléctrica que obtuvo su acreditación en abril de 2024, ha compartido su frustración. «Lo normal es que hubiera obtenido mi plaza dentro de los cuatro o cinco meses siguientes», comenta. Sin embargo, la realidad ha sido muy diferente. A pesar de que se anunció una inyección de 3,8 millones de euros para la promoción y estabilización del personal, Pineda afirma que este dinero no ha llegado a los afectados y que se destinará a reducir la deuda de la universidad.
### La Respuesta de la Universidad
Bartolomé Andreo, vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado de la UMA, ha mostrado empatía hacia los catedráticos acreditados, pero también ha señalado que el equipo de gobierno de la universidad enfrenta limitaciones debido a un plan de ajuste financiero. En varias ocasiones, Andreo ha mantenido reuniones con el colectivo afectado, asegurando que la comunicación ha sido transparente. Sin embargo, la realidad es que la universidad debe actuar dentro de un marco de sostenibilidad financiera, lo que limita su capacidad para ofrecer nuevas plazas.
A pesar de estos desafíos, Andreo ha destacado que la UMA ha hecho esfuerzos significativos para promover a sus docentes. En menos de dos años, la universidad ha dotado 192 plazas de titular y 45 de catedrático, siempre con la autorización de la Junta de Andalucía. Recientemente, se convocaron 35 plazas a catedrático, y se han aprobado dos nuevas plazas en un consejo de gobierno extraordinario. Sin embargo, Andreo ha dejado claro que el número de nuevas convocatorias no puede igualar el ritmo de acreditaciones que la ANECA está emitiendo.
El vicerrector ha enfatizado que la intención del equipo de gobierno es continuar sacando nuevas plazas en 2026, pero siempre dentro de las limitaciones presupuestarias. «Nosotros tratamos de optimizar las plazas en relación a la disponibilidad presupuestaria para dar satisfacción a esas acreditaciones», explica Andreo. Esta situación refleja la complejidad del entorno en el que opera la UMA, donde la necesidad de mantener la estabilidad financiera se enfrenta a la demanda de los docentes por un ascenso que consideran merecido.
### El Futuro de la Promoción Académica
La situación actual en la UMA plantea preguntas sobre el futuro de la promoción académica en la universidad. Con un número creciente de profesores acreditados y una capacidad limitada para ofrecer nuevas plazas, es fundamental que se encuentre un equilibrio entre las necesidades de los docentes y la sostenibilidad financiera de la institución. La falta de un horizonte claro ha llevado a un aumento del descontento entre los académicos, quienes sienten que su esfuerzo y dedicación no están siendo reconocidos adecuadamente.
La creación de colectivos como ACUMA es un indicativo de que los profesores están dispuestos a alzar la voz y buscar soluciones a sus problemas. La universidad, por su parte, debe encontrar formas de responder a estas demandas sin comprometer su estabilidad económica. Esto podría incluir la búsqueda de financiamiento adicional, la optimización de recursos existentes o la implementación de políticas que faciliten la promoción de los docentes acreditados.
En un contexto donde la educación superior enfrenta numerosos desafíos, la UMA debe ser proactiva en abordar las preocupaciones de su personal académico. La promoción a catedrático no solo es un reconocimiento a la trayectoria de los docentes, sino también un factor clave para atraer y retener talento en la universidad. Si la UMA logra encontrar un equilibrio entre la promoción de su personal y la sostenibilidad financiera, podrá fortalecer su posición como una de las principales instituciones educativas en Andalucía.
