En el contexto actual de incertidumbre económica y geopolítica, el oro ha vuelto a convertirse en el centro de atención de los inversores. Con un aumento de casi el 50% en su precio durante 2025, el metal precioso ha alcanzado cifras récord, cotizando a más de 4.000 dólares la onza. Este fenómeno no solo ha atraído a grandes inversores, sino que también ha despertado el interés de personas comunes que buscan proteger su patrimonio.
La historia del oro como símbolo de riqueza y poder se remonta a siglos atrás. Sin embargo, su relevancia había disminuido desde que Estados Unidos abandonó el patrón oro en 1971, dando paso a un sistema financiero más moderno y a la popularidad de las inversiones digitales. A pesar de esto, el oro ha resurgido con fuerza, convirtiéndose en uno de los activos más rentables del año. En enero de 2025, el precio de una onza era de 2.943 dólares, y en octubre alcanzó un máximo histórico de 4.381 dólares. Este aumento vertiginoso ha sido impulsado por diversos factores, entre ellos, la inestabilidad geopolítica y la depreciación de las monedas.
### Factores que Impulsan el Aumento del Precio del Oro
El rally alcista del oro comenzó en octubre de 2023, tras los ataques de Hamás, lo que generó una escalada en la cotización del metal. A lo largo de los años, el oro ha demostrado ser un refugio seguro en tiempos de crisis, pero lo que es notable en esta ocasión es que su precio ha aumentado incluso en un contexto de aparente bonanza económica. Según Daniel Marburger, CEO de StoneX Bullion, «el oro siempre ha sido oro; son las monedas las que pierden valor». Esta afirmación resalta la percepción de que el aumento del precio del oro no es tanto un incremento del valor del metal, sino una devaluación del papel moneda.
Los analistas apuntan a la incertidumbre geopolítica y económica como factores determinantes en este fenómeno. La tensión comercial entre Estados Unidos y China, así como los conflictos en Gaza y Ucrania, han contribuido a la creciente demanda de oro. Además, la depreciación del dólar y la expectativa de tipos de interés a la baja en Estados Unidos han llevado a muchos inversores a buscar el metal precioso como una forma de diversificar sus carteras y proteger su poder adquisitivo. Marburger destaca que, para muchos, invertir en oro es una estrategia para escapar de los riesgos asociados con las monedas tradicionales.
### La Participación de los Bancos Centrales en el Mercado del Oro
Un factor adicional que ha impulsado el precio del oro es la creciente participación de los bancos centrales en el mercado. Según un informe del Banco Central Europeo, las instituciones financieras han estado acumulando oro a un ritmo récord. En 2024, los bancos centrales compraron más de 1.000 toneladas de oro, el doble de la cantidad promedio registrada en la última década. Esta estrategia busca diversificar sus reservas ante la volatilidad del dólar y el euro, que están más expuestos a los riesgos derivados de las políticas comerciales.
Las reservas mundiales de los bancos centrales ascienden actualmente a 36.000 toneladas, acercándose al máximo histórico de 38.000 toneladas alcanzado en 1965. El oro ha superado al euro como el segundo activo de reserva más importante, representando alrededor del 20% de las reservas oficiales globales, solo por detrás del dólar, que tiene un 46%. Este cambio en la dinámica de inversión refleja una creciente confianza en el oro como un activo seguro en tiempos de incertidumbre.
El interés por el oro no se limita a los grandes inversores; cada vez más personas están optando por invertir en oro físico. Marburger señala que muchos prefieren la seguridad que ofrece el oro tangible, como un lingote, en lugar de las inversiones digitales. Esta tendencia se ha intensificado en un contexto donde la inestabilidad financiera es una preocupación constante.
A pesar de que el precio del oro experimentó una corrección reciente, perdiendo alrededor del 7% en tres días, los analistas no consideran que esto sea un signo de una burbuja a punto de estallar. Marburger explica que las correcciones a corto plazo son normales y que, para los inversores a largo plazo, estas caídas pueden representar oportunidades de compra a precios más atractivos.
Las proyecciones para el futuro del oro son optimistas, con expectativas de que su precio continúe aumentando en 2026, aunque de manera más moderada. La tendencia a largo plazo ha sido un aumento constante en el valor del oro, impulsado por niveles de deuda elevados, inflación y riesgos geopolíticos. En este sentido, el oro se mantiene como un contrapeso estable y una reserva de valor que perdura a lo largo del tiempo.
