La situación de las personas sin hogar en Málaga se ha vuelto alarmante, con un número creciente de familias que enfrentan la posibilidad de perder su vivienda. Recientemente, un trágico suceso ha puesto de manifiesto la gravedad de esta crisis: un anciano en Torremolinos se suicidó al ser desahuciado de su hogar. Este evento ha reavivado el debate sobre el acceso a la vivienda y la necesidad de políticas efectivas para ayudar a aquellos que se encuentran en situaciones vulnerables.
El grupo municipal Con Málaga, que incluye a representantes de IU y Podemos, ha hecho eco de la situación al presentar datos del comité Fres, una iniciativa del Ayuntamiento destinada a facilitar el acceso a viviendas públicas para personas en riesgo de exclusión social. En el último proceso de selección, que tuvo lugar el 3 de junio, se eligieron 30 familias para recibir ayuda, pero 65 más quedaron en lista de espera, lo que evidencia la insuficiencia de recursos disponibles para atender a quienes más lo necesitan.
### La Realidad de las Familias en Espera
Los datos proporcionados por Con Málaga son desalentadores. En el caso de las familias mayores de 65 años, solo 7 fueron seleccionadas para recibir vivienda, mientras que 19 permanecen en espera. La situación es similar para las familias con movilidad reducida y las víctimas de violencia de género, donde el número de seleccionados es mínimo en comparación con el de quienes necesitan ayuda. Por ejemplo, en el caso de familias de hasta tres miembros, 13 fueron atendidas, pero 22 siguen esperando, de las cuales 16 tienen un itinerario personalizado de reinserción.
La portavoz adjunta de Con Málaga, Toni Morillas, ha expresado su preocupación por la falta de acción del gobierno local. «En el histórico del Instituto Municipal de la Vivienda, algunas de estas personas se mueren esperando esta solución», ha declarado. La situación es aún más crítica para las familias con menores a su cargo, que enfrentan desahucios sin recursos para encontrar un nuevo hogar.
La crisis de vivienda no solo afecta a las familias, sino que también tiene un impacto significativo en la salud y el bienestar de las personas. Según un informe de Cáritas, en 2024 se atendieron a más de 900 personas sin hogar en Málaga, de las cuales el 10% tenía empleo y el 13% había estado viviendo en la calle durante más de cinco años. Esta situación no solo refleja una crisis de vivienda, sino también una crisis de salud y bienestar social, ya que el 52,7% de las personas sin hogar en Málaga no están empadronadas, lo que les impide acceder a servicios básicos.
### La Llamada del Obispo de Málaga
En medio de esta crisis, el obispo de Málaga, José Antonio Satué, ha emitido una carta pastoral titulada ‘Sin hogar pero con sueños’, en la que aborda la problemática del acceso a la vivienda. En su mensaje, Satué destaca la gravedad de la situación para muchas familias y hace un llamado a las administraciones para que implementen políticas efectivas que garanticen el derecho a la vivienda. «Si esta es la realidad de muchos que llevan una vida aparentemente ‘normalizada’, ¿cómo será entonces la de tantos hermanos y hermanas empobrecidos?», se pregunta el obispo.
El obispo también enfatiza la necesidad de facilitar el empadronamiento de las personas sin hogar, así como de crear recursos para familias con menores y mejorar la atención en salud mental. Satué subraya que no basta con ofrecer asistencia; es fundamental abrir caminos de inclusión que permitan a cada persona desarrollar su proyecto de vida. «Ojalá nuestras comunidades cristianas puedan ofrecer a tantas personas sin hogar el cariño y, cuando sea posible, el techo que precisan», concluye.
La crisis de vivienda en Málaga es un problema complejo que requiere una respuesta integral y coordinada. Las administraciones locales deben trabajar en conjunto con organizaciones sociales y la comunidad para abordar esta situación de manera efectiva. La falta de acceso a una vivienda digna no solo afecta a las personas sin hogar, sino que también tiene repercusiones en la salud pública, la seguridad y la cohesión social. Es imperativo que se tomen medidas urgentes para garantizar que todas las personas tengan un lugar al que llamar hogar.