La situación en Nepal ha alcanzado un punto crítico tras una serie de protestas violentas que han dejado un saldo trágico de al menos 30 muertos. La violencia, que comenzó en las calles, se ha extendido a las cárceles, donde se han producido fugas masivas y disturbios. Ante este panorama, el Ejército ha decidido extender el toque de queda a nivel nacional, una medida que busca restaurar la paz y la seguridad en un país sumido en el caos.
La oleada de protestas fue desencadenada por la impopular decisión del gobierno de prohibir 26 plataformas de redes sociales, lo que generó un descontento generalizado entre la población, especialmente entre los jóvenes. Este descontento se ha visto alimentado por una profunda frustración hacia la corrupción y el nepotismo que han caracterizado a la política nepalí durante décadas. La denominada «Generación Z» ha tomado la delantera en estas manifestaciones, exigiendo cambios significativos en la gobernanza del país.
### La Extensión del Toque de Queda y la Respuesta del Ejército
El Ejército de Nepal, que ha asumido el control de la seguridad, anunció la extensión del toque de queda hasta el jueves, con el objetivo de salvaguardar la paz. En un comunicado, las fuerzas armadas enfatizaron que cualquier acto de vandalismo o violencia sería tratado como un crimen. Esta medida se produce en un contexto donde las protestas han escalado a niveles alarmantes, con ataques a edificios gubernamentales y la residencia de altos funcionarios. La situación se ha vuelto tan crítica que el Aeropuerto Internacional de Katmandú ha cerrado sus puertas, aislando al país del resto del mundo.
La violencia ha cobrado vidas no solo en las calles, sino también en las cárceles, donde se han registrado motines y fugas masivas. En un incidente en un reformatorio juvenil, cinco personas murieron y varias más resultaron heridas cuando la Policía Armada abrió fuego para controlar la situación. Se estima que alrededor de 1.500 presos han escapado de diversas instalaciones penitenciarias en todo el país, lo que ha generado aún más preocupación sobre la seguridad pública.
### La Chispa de la Protesta: Corrupción y Descontento Social
El descontento social en Nepal no es nuevo, pero la reciente prohibición de redes sociales ha sido la chispa que encendió la llama de la protesta. La frustración acumulada contra la corrupción sistémica y el nepotismo ha llevado a la población a salir a las calles en un acto de desafío. Las manifestaciones han sido particularmente virulentas en Katmandú, donde los manifestantes han atacado y quemado edificios gubernamentales, incluyendo el Parlamento y la Oficina de la Presidencia.
La situación se intensificó aún más con la dimisión del primer ministro K.P. Sharma Oli, un hecho que refleja la presión que el gobierno ha enfrentado ante la creciente ola de descontento. Sin embargo, la renuncia no ha calmado las aguas, ya que las protestas continúan y la violencia persiste. La muerte de Rajyalaxmi Chitrakar, esposa de un ex primer ministro, tras un ataque a su residencia, ha conmocionado a la nación y ha intensificado la indignación popular.
Las manifestaciones han sido impulsadas por una generación que exige un cambio real y duradero. La frustración hacia una clase política que ha estado en el poder durante décadas ha llevado a los jóvenes a organizarse y exigir una nueva forma de gobernanza, más transparente y responsable. Las redes sociales, que inicialmente fueron objeto de prohibición, se han convertido en una herramienta clave para la organización y difusión de las protestas.
En medio de este clima de tensión, el futuro de Nepal es incierto. La respuesta del gobierno y del Ejército ante las protestas y la violencia será crucial para determinar si el país puede encontrar un camino hacia la estabilidad. Mientras tanto, la población sigue en las calles, demandando un cambio que parece cada vez más necesario.