La llegada del verano trae consigo un cambio en las rutinas diarias, lo que puede aumentar el riesgo de padecer molestias y lesiones en la espalda. Expertos de la Sociedad Española de Columna Vertebral (GEER) han señalado que factores como el uso excesivo del aire acondicionado y los cambios bruscos de temperatura son propensos a causar contracturas musculares. Por ello, es fundamental adoptar ciertas medidas preventivas para cuidar nuestra salud espinal durante esta temporada estival.
**Efectos del Calor y la Actividad Física en la Espalda**
El verano es sinónimo de altas temperaturas y, con ello, de un aumento en la actividad física. Sin embargo, los especialistas advierten que un incremento abrupto en el ejercicio puede resultar perjudicial si no se realiza de manera controlada. La falta de preparación previa puede llevar a lesiones musculares o articulares. Por lo tanto, es recomendable iniciar cualquier actividad física de forma gradual. Esto incluye calentar adecuadamente y realizar estiramientos antes de comenzar, lo que ayudará a preparar los músculos y a prevenir sobrecargas.
Además, se debe tener especial cuidado al realizar actividades acuáticas, que son muy comunes en esta época. Aunque nadar es beneficioso para la movilidad y el fortalecimiento muscular, es importante hacerlo de manera progresiva. Los estilos de crol y espalda son particularmente recomendados, ya que favorecen la salud de la columna vertebral. Sin embargo, se debe evitar entrar al agua de forma brusca, especialmente si la temperatura del agua es muy fría. Es preferible aclimatarse poco a poco para evitar tensiones en los músculos.
**Precauciones al Disfrutar de la Playa**
La playa es un lugar ideal para relajarse y disfrutar del verano, pero también puede ser un terreno complicado para la espalda. La arena es una superficie inestable que puede afectar la estabilidad lumbar y sobrecargar las articulaciones. Por ello, es esencial elegir el calzado adecuado y evitar impactos repetidos al correr o caminar largas distancias sobre la arena. Adaptar la intensidad de la actividad al terreno es clave para prevenir lesiones.
Al tumbarse en la playa, es importante mantener una buena postura. Si se utiliza una silla, debe contar con respaldo para ofrecer soporte adecuado. Si se opta por una toalla sobre la arena, se recomienda tener un apoyo cervical y asegurarse de que la columna mantenga sus curvas naturales. Además, si se planea leer, se debe mantener el libro o dispositivo a la altura de los ojos para evitar tensiones en el cuello. Utilizar una tumbona reclinable puede ser una buena opción para mantener una postura adecuada.
Por último, es fundamental prestar atención a las señales que el cuerpo envía. Si se experimenta dolor o molestia, es recomendable descansar y, si es necesario, consultar a un profesional de la salud. La prevención es la mejor estrategia para disfrutar del verano sin complicaciones relacionadas con la espalda. Mantenerse activo es importante, pero siempre debe hacerse con precaución y atención a las necesidades del cuerpo.