A veces sucede lo peor, y la catástrofe ocurre. Sin previo aviso; como un ladrón en la noche. El día menos pensado un ser querido desaparece y nos invade la sensación de irrealidad, el derrumbe emocional es totalmente inefable para ti.
La muerte inesperada de algún ser querido, puede ser una de los mayores dolores emocionales que una persona puede llegar a sentir, ya que, a diferencia de las muertes por enfermedad o natural, hay un tiempo para asimilar lo que va a ocurrir, despedirse, pedir perdón, prepararnos para cuando “se vaya”. Pero, por desgracia, cuando la desdicha se abalanza sobre una persona, el dolor es de un grado insoportable.
Los pasos
Cada persona tiene un tiempo para afrontar la realidad de la circunstancia, debemos respetar esa transición.
Jamás debemos sentirnos culpable de algún hecho que no podamos controlar, sino sabias que iba a suceder, es imposible que se pudiera hacer algo. Responsabilizarnos, es solo un lastre emocional que hará más doloroso y difícil la superación del duelo.
Una vez asimilado lo ocurrido llega la aceptación, la voluntad consiente de aceptar lo que ha ocurrido, y empezar a vivir en tiempo presente. Adaptarnos a nuestro rol, sin esa persona.
Reubicar nuestra vida, el ser querido no está, no hay que olvidarlo, es imposible. Ni renegar el recuerdo. Pero debemos recuperar nuestro futuro, y no vivir en una nostalgia infinita, rememorando el pasado, haciendo que el presente sea una pesadilla. Reubicar nuestra vida, es volver a construir nuestro futuro y volver a sentir la felicidad y experimentar de nuevo, lo bueno de la vida.
La ayuda profesional y no profesional, imprescindible
Hay personas que son reacias al tratarse, o ir a consulta de un psicólogo o psiquiatra, pero son prejuicios infundados. Un psicólogo puede ser una grandísima ayuda para gestionar el dolor y nuestras emociones. Por ello, no dudes en contar con su ayuda. O solicitar una cita.
Un psicólogo y/o psiquiatra es un médico cualificado, y con experiencia, que conoce estrategias y procedimientos para que nuestra recuperación “cicatrice y sane”, y podamos volver a nuestra vida sin secuelas ni impedimentos, como traumas o patologías psíquicas.
Si la pérdida de el ser querido es motivada por un accidente de tráfico, es muy importante igualmente pensar fríamente y ponerse en buenas manos de un asesor legal. La pérdida de un familiar o un ser querido en un accidente de tráfico genera en muchas ocasiones, además de una situación de desequilibrio emocional, un varapalo económico para los familiares de la víctima, sobre todo en caso de su cónyuge e hijos, máxime cuando dependen económicamente del fallecido. Un buen asesor legal, será capaz de reclamar la totalidad de las cuantías indemnizatorias que pudieran corresponder a sus familiares
Por supuesto el apoyo de los amigos y de los familiares son de vital importancia para el afectado. Hacerle sentir que no está solo, que tiene apoyo, y una mano a la que agarrarse en esta estocada de la vida, harán que su recuperación sea más llevadera.